UNA ESTRELLA PARA MI ALMA

Óleo sobre madera, de Lidia Wylongowska.

Cuando todo era madrugada
fue tu mirada
esa luz blanca que no esperaba,
sueño perdido que no encontraba.
Me regalabas
una estrella para mi alma.

Cuando de todo nada quedaba
fuiste esperanza,
la mano amiga que no alcanzaba,
tibia mañana que no llegaba.
Y tú me dabas
una estrella para mi alma.

Y le trajiste a mi mundo
todo el sol que le faltaba.
Y decoraste mi casa
con acordes de guitarra.
Reverdecieron las flores
del jardín que marchitaban.

Y me trajiste a la vida
en el tren de tu alegría.
Y perfumaste mis ganas
con tus sonrisas de plata.
Sí, porque eres tú
una estrella para mi alma.

Letra: Lara Hum.

© DNDA 2005